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Por qué el código abierto pierde el punto de vista del software libre

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Por qué el código abierto pierde el punto de vista del software libre Empty Por qué el código abierto pierde el punto de vista del software libre

Mensaje por gatosarco Vie Ene 29, 2010 2:43 am

Cuando llamamos al software «libre», nos referimos a que respeta las libertades esenciales del
usuario: la libertad de utilizarlo, ejecutarlo, cambiarlo y estudiarlo,
y de distribuir copias con o sin cambios. Esta es una cuestión de libertad y
no de precio, por lo tanto piense en «libertad de expresión» y no en «barra
libre».

Estas libertades son de vital importancia. Son esenciales, no solamente para
el bien del usuario individual, porque promueven la solidaridad social: el
compartir y cooperar. Éstas libertades se vuelven aún más importantes
mientras nuestra cultura y actividades de la vida diaria se vuelven más y
más digitales. En un mundo de sonidos, imágenes y palabras digitales, el
software libre viene a representar a la libertad en general.

Decenas de millones de personas alrededor del mundo utilizan ahora software
libre; las escuelas de regiones de India y España enseñan a todos los
estudiantes a utilizar el sistema
operativo libre GNU/Linux. La mayoría de estos usuarios nunca han
escuchado las razones éticas por las cuales desarrollamos este sistema y
construimos la comunidad de software libre, porque este sistema y esta
comunidad son descritos como «de código abierto», y atribuidos a una
filosofía diferente, en la cual estas libertades son rara vez mencionadas.

El movimiento de software libre ha hecho campaña por la libertad de los
usuarios de ordenador desde 1983. En 1984 iniciamos el desarrollo del
sistema operativo libre GNU, para poder evitar los sistemas operativos que
no son libres y niegan la libertad a sus usuarios. Durante los años 80
creamos la mayor parte de los componentes esenciales de dicho sistema, y
diseñamos la Licencia Pública General de
GNU (GPL de GNU, por sus siglas en inglés) para distribuir estos
componentes bajo ella, una licencia diseñada específicamente para proteger
la libertad de todos los usuarios de un programa.

Sin embargo, no todos los usuarios y programadores de software libre estaban
de acuerdo con las metas del movimiento del software libre. En 1998, una
parte de la comunidad de software libre se bifurcó y empezó a hacer una
campaña en nombre del «código abierto» («Open Source» en inglés). El término se
propuso originalmente para evitar un posible malentendido con el término
«software libre», pero pronto se asoció con visiones filosóficas diferentes
a las del movimiento del software libre.

Algunos de los defensores del «código abierto» lo consideraron una «campaña
de marketing para el software libre»; la cual atraería a los ejecutivos de
empresas al citar los beneficios prácticos, mientras evitaba las ideas de
correcto e incorrecto que quizá no deseaban oír. Otros defensores rechazaban
frontalmente los valores éticos y sociales del software libre. Cualesquiera
que hayan sido sus perspectivas, cuando hacían campaña por el «código
abierto» no citaban o abogaban por esos valores. El término «código abierto»
fue rápidamente asociado con la costumbre de citar solamente los valores
prácticos, como el hacer software potente y confiable. La mayoría de
simpatizantes del «código abierto» llegaron al movimiento después de
entonces y lo asocian del mismo modo.

Casi todo el software de código abierto es software libre. Los dos conceptos
describen casi la misma categoría de software, pero representan puntos de
vista basados en valores fundamentalmente diferentes. El código abierto es
una metodología de programación, el software libre es un movimiento
social. Para el movimiento del software libre, el software libre es un
imperativo ético porque solamente el software libre respeta la libertad del
usuario. En cambio, la filosofía del código abierto considera los asuntos
bajo los términos de cómo hacer «mejor» al software, en un sentido práctico
solamente. Plantea que el software que no es libre no es una solución
óptima. Para el movimiento del software libre, sin embargo, el software que
no es libre es un problema social, y la solución es parar de usarlo y migrar
al software libre.

«Software libre». «Código abierto». Si es el mismo software, ¿importa acaso
qué nombre se utiliza?. Sí, porque las diferentes palabras expresan ideas
diferentes. Mientras que un programa libre, con cualquier otro nombre, le
dará la misma libertad; establecer la libertad de una manera perdurable
depende sobre todo de enseñar a las personas a valorar la libertad. Si desea
ayudar a hacer esto, es esencial que hable de «software libre».

Nosotros, en el movimiento del software libre, no vemos el ámbito del código
abierto como al enemigo; el enemigo es el software privativo, el que no es
libre. Pero queremos que la gente sepa que defendemos la libertad, así que
no aceptamos que se nos identifique como partidarios del código abierto.

Malinterpretaciones frecuentes «software libre» y «código abierto»



El término «software libre» tiene un problema de interpretación, un
significado no intencional. «Software que puedes obtener a coste cero» calza
tan bien con el término como el significado intencionado: «software que da
al usuario ciertas libertades» . Tratamos este problema publicando la
definición de software libre y diciendo «piense en libertad de expresión, no
en barra libre». Ésta no es una solución perfecta, no puede eliminar
completamente el problema. Un término correcto e inequívoco sería mejor, si
no tuviese otros problemas.

Desafortunadamente, todas las alternativas en inglés tienen sus propios
problemas. Hemos visto muchas alternativas que la gente ha sugerido, pero
ninguna es tan claramente «correcta» que cambiarse a ella fuese una buena
idea. Por ejemplo, en ciertos contextos se puede usar la palabra española y
francesa «libre», pero la gente de la India no la reconocerán de ningún
modo. Todos los reemplazos propuestos para «software libre» tienen algún
tipo de problema semántico, y esto incluye a «software de código abierto».

La definición oficial de «software
de código abierto», publicada por la Open Source Initiative y muy larga
para citarla aquí, se derivó indirectamente de nuestro criterio para el
software libre. No es la misma, es un poco más imprecisa en algunos
aspectos, así que sus partidarios han aceptado algunas licencias que
nosotros consideramos inaceptablemente restrictivas contra los usuarios. Sin
embargo, está bastante cerca de nuestra definición en la práctica.

Sin embargo, el significado obvio para la expresión «software de código
abierto», y mucha gente parece pensar que eso es lo que significa, es «puede
mirar el código fuente». Ese es un criterio mucho más débil que software
libre, y es mucho más débil que la definición oficial de código
abierto. Incluye muchos programas que no son ni libres ni de código abierto.


Dado que es obvio que el significado para «código abierto» no es el que sus
defensores quieren, el resultado es que mucha gente malentiende el
término. De acuerdo con el escritor Neal Stephenson, «Linux» es software de
“código abierto”, lo que significa simplemente que cualquiera
puede obtener copias de los archivos de su código fuente». No pienso que él,
deliberadamente, buscase rechazar o cuestionar la definición
«oficial». Pienso que simplemente aplicó las convenciones del idioma inglés
para obtener el significado del término. El estado de Kansas [EE.UU.]
publicó una definición similar: «hacer uso del software de código abierto
(OSS, por sus siglas en inglés). OSS es el software que su código fuente
está gratuitamente y públicamente disponible, aunque los acuerdos
específicos de licencia pueden variar sobre lo que uno puede hacer con el
código».

El New York Times extendió
el término para referirse a las pruebas de usuarios, permitir a unos
cuantos usuarios probar una versión inicial y que den sus impresiones de
forma confidencial, lo que los programadores de software privativo han
realizado durante décadas.

Los partidarios del código abierto intentan lidiar con este problema
refiriéndose a su definición oficial, pero ese enfoque correctivo es menos
efectivo para ellos que para nosotros. El término «software libre» tiene dos
significados naturales, uno de los cuales es el que es deseado; de manera
que una persona que ha comprendido la idea de «libertad de expresión, no
barra libre» no se equivocará de nuevo. Sin embargo, el «código abierto»
solamente tiene un significado natural, el cual es diferente del que sus
partidarios desean. Así que no hay una manera breve de explicar y justificar
la definición oficial de «código abierto». Eso causa una confusión peor.

Otro malentendido de «código abierto» es la idea que significa «no usar la
GPL de GNU». Lo suele acompañar otro malentendido, «software libre» es igual
al «software bajo la GPL de GNU». Ambos son malentendidos, ya que la GPL de
GNU es considerada una licencia de código abierto; y la mayoría de las
licencias de código abierto también se consideran licencias de software
libre.

Valores diferentes pueden llevar a conclusiones similares, pero no siempre



Los grupos radicales en los 60 tenían reputación de tener facciones: algunas
organizaciones se dividían por desacuerdos respecto a detalles de
estrategia; y los dos grupos resultantes se trataban entre ellos como
enemigos, aunque tenían metas y valores básicos similares. La derecha se
aprovechó de esto y lo utilizó para criticar a la izquierda en general.

Algunos intentan desacreditar al movimiento de software libre comparando
nuestro desacuerdo con el código abierto con los desacuerdos de esos grupos
radicales. Lo entienden al revés. Estamos en desacuerdo con el código
abierto en las metas y valores básicos; pero su perspectiva y la nuestra
llevan en muchos casos al mismo comportamiento práctico, como programar
software libre.

Como resultado, gente del movimiento del software libre y del ámbito del
código abierto trabajan, con frecuencia, juntos en proyectos prácticos como
el desarrollo de software. Es remarcable que puntos de vista filosóficos tan
diferentes puedan tan a menudo motivar a diferentes personas a participar en
los mismos proyectos. Sin embargo, estos puntos de vista son muy diferentes
y existen situaciones en las cuales llevan a acciones totalmente diferentes.

La idea del código abierto es que el permitir a los usuarios modificar y
redistribuir el software lo hará más potente y confiable, pero no está
garantizado. Los programadores de software privativo no son necesariamente
incompetentes. Algunas veces producen un programa potente y confiable,
aunque no respete la libertad del usuario. Los activistas para el software
libre y los entusiastas del código abierto reaccionan a esto de una forma
diferente.

Un entusiasta puro del código abierto, uno que no esté influenciado para
nada por los ideales del software libre, diría: «Estoy sorprendido que haya
hecho que su programa trabaje tan bien sin utilizar nuestro modelo de
desarrollo, pero lo hizo. ¿Cómo podemos obtener una copia?» Esta actitud
premiaría a los esquemas que nos quitan la libertad, llevándonos a su
pérdida.

El activista para el software libre diría: «Su programa es muy atractivo
pero valoro más mi libertad. Así que rechazo su programa. En su lugar,
apoyaré a un proyecto para que desarrolle un reemplazo libre.». Si valoramos
nuestra libertad, podemos mantenerla y defenderla.

El software potente y confiable puede ser malo.



La idea de que queremos que el software sea potente y confiable viene de la
suposición de que el software está diseñado para servir a sus usuarios. Si
es potente y confiable, eso significa que los sirve mejor.

Pero sólo se puede decir que el software sirve a sus usuarios si respeta su
libertad. ¿Qué pasa si el software es diseñado para encadenar a sus
usuarios?. Entonces, la potencia únicamente significa que las cadenas son
más restrictivas, y la confiabilidad significa que son más difíciles de
quitar. Las funcionalidades maliciosas, como el espiar a los usuarios,
restringir a los usuarios, las puertas traseras y las actualizaciones
impuestas son comunes en el software privativo, y algunos defensores del
código abierto quieren hacerlo de esa misma manera.

Bajo la presión de las compañías discográficas y cinematográficas, el
software que la gente puede utilizar está diseñado cada vez más
específicamente para restringirlos. Esta funcionalidad maliciosa se conoce
como DRM o «Gestión de Restricciones Digitales» (vea DefectiveByDesign.org) y es la
antítesis, en espíritu, a la libertad que el software libre busca proveer. Y
no sólo en espíritu: puesto que el objetivo del DRM es pisotear su
libertad, los programadores de DRM intentan dificultarle, hacerle imposible,
o incluso ilegal modificar los programas que implementan el DRM.

Con todo, algunos partidarios del código abierto han propuesto software «DRM
de código abierto». Su idea es que al publicar el código fuente de los
programas diseñados para restringir su acceso a contenido cifrado, y
permitir a otros que lo cambien, producirá software más potente y confiable
para restringir a usuarios como usted. Entonces, se le entregará en
dispositivos que no le permitirán modificarlo.

Este software puede ser código abierto y puede utilizar el modelo de
desarrollo del código abierto; pero no será software libre, ya que no
respetará la libertad de los usuarios que en la práctica lo ejecutan. Si el
modelo de desarrollo del código abierto tiene éxito en hacer de este
software más poderoso y confiable para restringirle, eso lo hará aún peor.

Miedo de la libertad



La principal motivación inicial de los que escindieron el campo del código
abierto del movimiento del software libre era que la ideas éticas del
«software libre» hacen a la gente sentirse incómoda. Eso es cierto: hablar
acerca la libertad, asuntos éticos y responsabilidades tanto como de la
conveniencia, es pedir a la gente que piense sobre cosas que podrían
preferir ignorar; tales como si su conducta es ética. Esto puede provocar
incomodidad, y algunas personas pueden simplemente cerrar sus mentes al
respecto. No es motivo para que debamos dejar de hablar sobre estas cosas.

Sin embargo, eso es lo que los líderes del «código abierto» decidieron
hacer. Pensaron que al mantenerse callados sobre la ética y la libertad; y
hablando solamente sobre los beneficios prácticos inmediatos de cierto
software libre, podrían ser capaces de «vender» el software más
efectivamente a ciertos usuarios, especialmente empresas.

Este enfoque se ha probado efectivo, en sus propios términos. La retórica
del código abierto ha convencido muchas empresas y particulares a usar, e
incluso desarrollar, software libre; lo cual ha extendido nuestra comunidad,
pero solamente a un nivel superficial, el práctico. La filosofía del código
abierto, con sus valores puramente prácticos, impide la comprensión de las
ideas más profundas del software libre. Trae muchas personas a nuestra
comunidad, pero no les enseña cómo defenderla. Eso es bueno, pero solo hasta
cierto punto, puesto que no asegura libertad. Atraer usuarios al software
libre los lleva sólo hasta una parte del camino que hay que recorrer para
ser defensores de su propia libertad.

Tarde o temprano estos usuarios serán invitados a volver al software
privativo por alguna ventaja práctica. Incontables compañías buscan ofrecer
esa tentación; algunas ofreciendo copias gratuitas. ¿Qué motivaría a los
usuarios a declinarlas? Sólo si han aprendido a valorar la libertad que el
software libre les da, a valorar la libertad como tal, en vez de la
conveniencia técnica y práctica de algún software libre en particular. Para
diseminar esta idea, tenemos que hablar acerca de la libertad. Cierta dosis
de aproximamiento «silencioso» hacia las empresas puede ser útil para la
comunidad, pero es peligroso si se vuelve tan común que el amor a la
libertad llegara a verse como una excentricidad.

Esta peligrosa situación es exactamente la que tenemos. Mucha gente
relacionada con el software libre, especialmente los que lo distribuyen,
habla poco acerca de la libertad; normalmente porque buscan ser «más
atractivos para las empresas». Casi todas las distribuciones del sistema
operativo GNU/Linux agregan paquetes privativos al sistema base libre; y con
ello invitan a los usuarios a considerar esto una ventaja, en lugar de un
defecto..

Extensiones de software privativas y distribuciones de GNU/Linux que no son
parcialmente libres encuentran terrenos abonados, porque gran parte de
nuestra comunidad no insiste en la libertad de su software. Esto no es una
coincidencia. La mayor parte de usuarios de GNU/Linux llegaron al sistema
por el discurso del «código abierto», el cual no menciona a la libertad como
una meta. Las prácticas que no sostienen a la libertad y las palabras que no
hablan de libertad van de la mano, promoviéndose entre sí. Para superar ésta
tendencia necesitamos hablar más de libertad, no menos.

Conclusión



Mientras los promotores del código abierto traen nuevos usuarios a nuestra
comunidad; nosotros, los activistas del software libre, tenemos que trabajar
aún más para llevar el concepto de libertad a estos nuevos usuarios. Tenemos
que decir «¡Es software libre y te da libertad!» más fuerte que nunca. Cada
vez que dice «software libre» en lugar de «código abierto», ayuda a nuestra
campaña.
Fuente: gnu.org
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